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Después de la postboda, el sábado nos pusimos el GPS con dirección hacia tierras talaveranas. La mañana no pudo empezar mejor cuando Luis nos abrió la puerta con una de sus enormes sonrisas. Abrazos, fotos y bromas que hicieron que los minutos pasaran muy rápido y nos fuésemos a buscar a la novia con buenas vibraciones.
Esta vez tocaba explorar nuevos paisajes en los que la naturaleza era protagonista: colinas y llanuras verdes, un cielo azul con nubes de algodón y animales pastando libremente mientras pasábamos con nuestra musiquita para alegrar el trayecto. Toda una gozada para nuestras mentes nerviosas. Nerviosas, sí, así estaban todos cuando llegamos para acompañar a la novia. Luz, algarabía y nuevas tradiciones que nos emocionaron. Mientras los novios se encontraron para ir juntos a la iglesia, los globos y alguna lágrima se escapaba.
Y así empezó todo, a pie y muy bien acompañados en la ceremonia. Y así continuó en el banquete en un entorno tan espectacular como La Casona del Lago, que lució aún mejores galas con los detalles de La Clave de tu Boda. Risas, risas y más risas con familia y amigos que se extendieron hasta que el sol dejó de reflejarse en el embalse de Cazalegas.
Un saludo a nuestro cámara de vídeo, Jose, por su trabajo y acompañarnos con alegría. Y sobre todo, gracias a Luis, a Maite y a su familia por darnos la oportunidad de estar en este día tan especial.