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Aunque hacía calor, mucho, nos esperaba una tarde de recorridos y rincones que apetecían. Era una posboda especial, pues había tres protagonistas. A decir verdad, protagonista, protagonista, una: Marta. La hija de Susana y Alvaro había crecido en poco tiempo y estaba en ese momento que te quedas sin fuerzas al oírlos hablar. Sin duda fue genial que viniera, pues provocó la naturalidad y enterneció a los que estábamos. Primero tocó Zocodover, sus calles rebosantes de vida, los piropos que se dan cuando una novia, vestida a la perfección, pisaba la calzada empedrada, y los rayos de luz que se asomaban tímidos por cualquier rincón. Por allí dimos un paseo muy familiar y lo pasamos bien con las anécdotas que Marta y su zumo tropical nos daban en todo momento. Álvaro se encargo de hacer sonreír a sus tres mujeres, sí sí, tres. Susana, Marta, y Maribel, su madre. La cuál nos encantó que viniera y nos ayudara en cada foto.
Después de Zocodover una parada por el puente San Martín y una carrera. Pero nada de footing no, que poco más y la novia se nos escapa!! Fue rápida, pero conseguimos fotos muy divertidas. Después a enseñarles ese sitión que nos apasiona y que, si no han conocido antes, les deja impactados. Allí vimos atardecer, cogimos muchas bellotas y disfrutamos de un Toledo que aguardaba en sus cielos rayos y alguna que otra gota.
Fue una tarde diferente, llena de ternura que queda para el recuerdo. ¡Gracias pareja! ¡Y gracias Marta y Maribel!